Los tres mayores retos medioambientales a los que nuestra sociedad se enfrenta, el cambio climático, la lucha contra la deforestación y la pérdida de diversidad biológica, están íntimamente relacionados, por lo que algunas de las técnicas de solución a los mismos son comunes. Entre ellas, la gestión sostenible de los ecosistemas forestales es un elemento clave, pues contribuye a la reducción de las emisiones netas de dióxido de carbono, a la lucha contra la desertificación y a la disminución de la pérdida de diversidad biológica.
Los sumideros de carbono terrestres cumplen un papel importante en la mitigación del cambio climático dada su capacidad para fijar carbono atmosférico.
Según la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, un sumidero es “cualquier proceso, actividad o mecanismo que absorbe o elimina de la atmósfera un gas de efecto invernadero, un aerosol o un precursor de un gas de efecto invernadero”.
En este punto debemos hablar de “Los árboles mágicos”, un elemento natural que permite gestionar la huella de carbono. Nos referimos a calcular, reducir y compensar la huella de carbono con el fin de obtener beneficios, no sólo para el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, sino también otros muy importantes ligados a la actividad de nuestras empresas y organizaciones.
¿Por qué los árboles mágicos?: porque los árboles crecen y viven prácticamente solos, se reparan prácticamente solos y en ese proceso capturan el carbono que los humanos emitimos sin control. Cualquier “máquina” que aumenta de tamaño y potencial y además se mantiene y se repara sola es “mágica”.
Algunas de estas ventajas que podemos obtener son directas, tangibles y de impacto a corto plazo, como sería el caso de la reducción en el consumo de materias primas y de energía, y otros son indirectos o intangibles, y están estrechamente ligados a lapercepción del consumidor o usuario, así como a la planificación a largo plazo del desarrollo de nuestra actividad.
Entre estas ventajas podemos destacar: la reducción de consumos, el aumento de la ecoeficiencia y el ahorro económico; el impulso de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en la organización; oportunidades en mercados exteriores.